Mi historia parte 2: APLV y Depresión post parto

Mi historia parte 2: APLV y Depresión post parto

Publicado por Francisca Gantz en

Cuando la Emi tenia un mes de vida, empezó a rechazar el pecho. Ella intentaba tomar, pero al segundo se alejaba llorando. Estaba todo el día molesta y quejumbrosa. NADA la calmaba, era como si estuviese en guerra con su propio cuerpo.

Uno como mamá trata de proteger a su bebé como puede, quieres calmarlo, abrazarlo, pero la Emilia odiaba ser tocada y contenida (suena insólito, lo se). Veía a otras mamás con sus bebés en brazos, y mi realidad no podía ser más lejana a eso.

Todo la hacía llorar, y nada la calmaba. Los días se transformaron en una prueba de supervivencia. Con mi marido nos tomábamos turnos para estar con ella.

Bueno, ahí empezaron las visitas al pediatra, los miles de exámenes y cosas. Le diagnosticaron alergia alimentaria múltiple severa. La Gastro que la vio había sido mi pediatra cuando yo era guagua, y en todos sus años de experiencia me dijo que la Emi era de los peores casos que había visto.

Su reflujo era tan severo que tenía su garganta toda herida, por eso le dolía tragar y amamantar. Su intestino tenía una inflamación severa (que se demoró un año entero en sanar). Empecé con la famosa dieta, me dieron algunos remedios y por fin sentí que todo se iba a solucionar, pero no fue así.

Las semanas pasaban, y seguíamos sin pegar un ojo, desesperados, tratando de hacerla sentir bien. Yo literalmente terminé comiendo 4 cosas, porque TODO le daba reacción. Todo mi mundo giraba en torno a ella, en las visitas al doctor, en observar si habían reacciones, etc. Me aislé del universo, y ni siquiera podía salir a tomar un té con miedo a que algo le diera reacción.


Muchas mamás tienen niños con alergia, y hacen la "dieta del amor", pero pocas hablan de lo mal que lo pasa uno, o al menos yo lo pasé pésimo. Bajé muchísimo de peso, y la depresión volvió a golpearme, tenía insomnio y ansiedad. Llegó un punto que pasaba tanto en la clínica que me daban ataques de pánico en el estacionamiento.


Veía todas estas mamás felices con sus guaguas, y yo a la mía no la podía ni tener en brazos, porque todo la incomodaba. Era como si le diera alergia el mundo entero.

Lloraba en la cuna, en la tina, en el auto, en los brazos, en el portabebé, en la cama. Solo se calmaba cuando salíamos en coche. Así que ahí estaba yo, caminando km al día llueve o truene con tal que ella estuviese calmada.


Llegó un punto que ya no di más, ella no se estabilizaba con la dieta, y yo necesitaba medicarme por la depresión que esto me había causado. Fue cuando empezamos la transición a la Fórmula y el siquiatra me mandó a salir de la casa y buscar alguna actividad para distraerme.


No estaba en mis planes emprender, pero tenía clarísimo que no podía volver a trabajar con mi hija así. Aún me quedaban algunos meses de licencia, y me inscribí en un curso de costura para distraerme.


Se dio todo super natural, y a la vez rápido. Me puse a hacer los protectores de coche, porque fueron algo que necesitaba en su momento para mis paseos con la Emi. Y mientras me perfeccionaba, empecé a hacer más y más cosas.


La Emi tenía 7 meses y balbuceaba "uma" todo el día, y ahí vino el nombre Uma Baby. Renuncié a mi pega y me lancé a emprender.


Con la Fórmula la Emi lentamente se estabilizó, y cuando tenía alrededor de 9 meses, sentí por primera vez que podía disfrutar a mi guagua. Salir con ella sin preocupaciones, abrazarla sin que llore. De ahí en adelante todo mejoró y Uma Baby sirvió para darme contención y un espacio para sanar mis heridas.

La Emi superó su alergia al año y medio. Todo lentamente mejoró y me puse a full las pilas con Uma Baby. Cuando tenía 2 años empecé a pensar en un hermano. Tenía un embrión congelado, y sabía que no quería más tratamientos, así que en marzo del 2018 fui a ver a mi ginecólogo para programar la transferencia. Tenía que esperar la regla, y ese mes no llegó. Nunca me cuidé después de la Emi y jamás se imaginé que podría embarazarme de manera natural luego de tantos años. Pero bueno, me hice un test y se marcó de inmediato, para no creerlo.

Fue un embarazo difícil, casi 5 meses con hiperemésis, que me dejaron botada en cama y hasta hospitalizada, y el resto en reposo por contracciones. Tuve depresión pre parto (si, existe y es mas común de lo que creen) y viví angustiada los 9 meses pensando en cómo podría sobrevivir la alergia por segunda vez (las posibilidades eran de un 30%). Finalmente, Sofía tubo alergia, peor que su hermana, pero yo ya sabía perfecto qué hacer. A sus tres semanas de vida empezamos con fórmula especial y el cambió fue del cielo a la tierra. Lo que me demoré meses con la Emi con la Sofi se solucionó en días!


Fue una guaguita feliz, que adora los brazos, y ha cambiado totalmente la manera en que veo la maternidad. Me detengo a pensar a veces cómo fue que se dio la coincidencia de que ella haya llegado justo cuando iba a usar mi embrión congelado. Y vuelvo a lo que les dije en la primera parte de esta historia, todo pasa por algo.

La Sofi me ha enseñado a disfrutar la maternidad, y siento que el destino la puso en mi camino. Las vueltas de la vida son realmente increíbles, y si bien todo lo que viví me cambio para siempre y me dejó heridas que creo nunca van a sanar, gracias a ellas tengo a mis dos hijas maravillosas y este emprendimiento, el cual le ha dado un propósito a mi vida y me ha ayudado a sanar y a convertirme en la persona que soy hoy.

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